Investigadores estadounidenses han descubierto que los perros enviados a las clínicas tras morder a un niño no tienen problemas de alimentación, sino que sufren molestias médicas dolorosas o trastornos del comportamiento.
El estudio, publicado en la revista Injury Prevention, mostró también que dos tercios de los perros que muerden a niños, nunca habían mordido a otro niño con anterioridad. Las estadísticas de los Centros para el Control de Enfermedades y Prevención de Emergencias muestran que los niños con edades inferiores a los 14 años suponen el 42% de los ingresos hospitalarios por mordedura de perro.
Investigadores de la Universidad de Pennsylvania estudiaron las circunstancias que rodearon a 111 casos de mordeduras de perro y descubrieron que los niños pequeños tienen más posibilidades de ser mordidos cuando los perros sienten que su comida o sus juguetes se encuentran amenazados. Los niños mayores sufren más a menudo mordeduras de perro relacionadas con comportamientos territoriales.
Los investigadores observaron que tres cuartas partes de los perros exhibían ansiedad cuando sus dueños les dejaban solos o cuando se les exponía a un nivel muy alto de ruido. La mitad de los perros tenían problemas médicos, los cuales afectaban principalmente a los huesos y la piel.
Los autores del estudio opinan que las muestras de miedo podrían señalizar una tendencia hacia la respuesta agresiva del animal cuando se le enfrenta con lo que se percibe como una amenaza, y los niños pequeños a menudo son ruidosos y se mueven de forma poco predecible, aspectos ambos que atemorizan a los perros que sufren de ansiedad.
El estudio, publicado en la revista Injury Prevention, mostró también que dos tercios de los perros que muerden a niños, nunca habían mordido a otro niño con anterioridad. Las estadísticas de los Centros para el Control de Enfermedades y Prevención de Emergencias muestran que los niños con edades inferiores a los 14 años suponen el 42% de los ingresos hospitalarios por mordedura de perro.
Investigadores de la Universidad de Pennsylvania estudiaron las circunstancias que rodearon a 111 casos de mordeduras de perro y descubrieron que los niños pequeños tienen más posibilidades de ser mordidos cuando los perros sienten que su comida o sus juguetes se encuentran amenazados. Los niños mayores sufren más a menudo mordeduras de perro relacionadas con comportamientos territoriales.
Los investigadores observaron que tres cuartas partes de los perros exhibían ansiedad cuando sus dueños les dejaban solos o cuando se les exponía a un nivel muy alto de ruido. La mitad de los perros tenían problemas médicos, los cuales afectaban principalmente a los huesos y la piel.
Los autores del estudio opinan que las muestras de miedo podrían señalizar una tendencia hacia la respuesta agresiva del animal cuando se le enfrenta con lo que se percibe como una amenaza, y los niños pequeños a menudo son ruidosos y se mueven de forma poco predecible, aspectos ambos que atemorizan a los perros que sufren de ansiedad.
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